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¿Cómo saber si se cumple o no con las normas de accesibilidad Web?

Ninguna persona debería quedar excluida de poder utilizar una página Web, sin embargo, la realidad es que pocas organizaciones tienen un conocimiento preciso acerca de si sus proyectos son inclusivos o están plagados de “palos en la rueda” para las personas con capacidades diferenciadas, adultos mayores o simplemente agobiadas por una pobre conexión a Internet.
Niño pensativo con audifonos.
Niño pensativo con audifonos.

Texto Equipo Pixel y Foto por Alireza Attari

En Colombia las entidades públicas tienen la obligación legal de construir y mantener experiencias digitales accesibles: páginas Web, micrositios, portales y aplicaciones, entre otras. La resolución 1519 de 2020, en su anexo No. 1 estipula que el sector acogerá el cumplimiento del nivel AA de las normas internacionales WCAG establecidas por el consorcio W3C en su versión 2.1.

Por su parte, las organizaciones privadas no están sujetas a esta condición, sin embargo, cada vez son más las empresas que incorporan esta práctica básica del diseño universal gracias al impulso de políticas corporativas más inclusivas, el estudio profundo de los mercados o la participación en el proyecto de profesionales con conocimientos en esta materia.

Auditando lo desconocido

Los avances son innegables, pero también las dificultades, especialmente en lo referente a la auditoría de los resultados

Por ejemplo, las entidades oficiales están ahora a cargo de estos nuevos requisitos para los cuales no tienen ninguna o muy poca calificación. En concreto, cuando un proveedor o contratista entrega en producción una experiencia digital, los funcionarios a cargo tienen pocas posibilidades de confirmar el cumplimiento real de la norma. Además, es muy común que no se incluya una auditoría externa y en consecuencia estos funcionarios no tengan tiempo suficiente para ejecutar una revisión apropiada, carezcan de la experiencia necesaria para efectuarla o incluso interpreten incorrecta o parcialmente las directrices de la norma o los métodos necesarios para su inspección incurriendo en un control anodino e impreciso.

En el caso de las organizaciones privadas, esta situación cambia un poco dada la flexibilidad de las relaciones laborales y contractuales, no obstante, aún son pocas las empresas que están preparadas para una auditoría efectiva. Esta tendencia podría cambiar bruscamente si se adoptarán en el futuro los modelos normativos de otros países o se generaran antecedentes en la jurisprudencia nacional con respecto a reclamaciones en este sentido.

Partes y jueces

En este escenario muchos proyectos endosan la responsabilidad de la auditoría al mismo autor de la experiencia digital y aunque sé parte de la buena fe de proveedores y contratistas, la realidad es que esta práctica de “autodeclaración” no es confiable, ni seria.

Además, existe un agravante y es que la “autodeclaración” es un mero acto voluntario, sin documentación suficiente o respaldo legal, dado que en ocasiones ni siquiera se encuentra incluida o descrita en cuanto a su alcance en el respectivo contrato.

Ante este panorama existen algunas soluciones que se podrían implementar para empezar a establecer el nivel real de cumplimiento de las normas de accesibilidad Web en los proyectos relacionados con experiencias digitales.

Las opciones automatizadas

Crownpeak DQM, Monsido o Silktide, entre otros, son soluciones que brindan servicios de auditoría que de manera automática revisan y reportan los cambios en el compliance de la accesibilidad Web dentro de un conjunto de experiencias digitales.

En los mejores casos estas plataformas examinan las experiencias digitales en busca de problemas y ofrecen una calificación de cumplimiento que redunda en un KPI al cual se le hace seguimiento desde la gerencia de mercadeo o su equivalente. 

Estos servicios miden no solo aspectos relacionados con la accesibilidad Web, sino también con la experiencia de uso, SEO, rendimiento, contenido e incluso parámetros personalizados como el manejo del branding, por lo que resultan muy valiosos en proyectos de gran envergadura en donde el asunto de la gobernanza es desafiante. Otros servicios como UserWay o SiteImprove ofrecen escáneres exclusivos para validar la accesibilidad Web por dominios sin extenderse a otros aspectos de las experiencias digitales.

¿Qué tienen a favor?

  • La mayoría de estos servicios cubren las especificaciones de las normas WCAG, pero también consideran otros lineamientos como ADA, Section 508 y AODA, entre otros, por lo que el asunto de la cobertura normativa está garantizado. 
  • Los hallazgos vienen acompañados de explicaciones y recomendaciones específicas de mitigación, lo que facilita el trabajo de los equipos involucrados en su resolución. 
  • Dada su naturaleza mantienen viva la información y ofrecen un magnífico recurso para “certificar” y evidenciar el nivel de cumplimiento en diversos momentos y circunstancias.
  • La mayoría de las plataformas ofrecen capacidades para que los interesados aprendan, comprendan y apliquen correctamente los criterios que subyacen a las normas de accesibilidad Web. 
  • Aunque sus precios finales suelen ser más altos que los anunciados, la evaluación automática es por definición más económica que la que se realiza manualmente. Además, muchas de sus herramientas son costo-efectivas e incluso algunas ofertas incluyen demos o servicios gratuitos.

¿Qué tienen en contra?

  • Aunque muchos servicios se presentan como aptos para neófitos, la realidad es que requieren de personal idóneo para su manejo y adecuada comprensión. Estas capacidades incluyen un conocimiento al menos básico de las normas y su propósito, además de una adecuada vinculación con los equipos encargados de su adopción.
  • El simple uso de la plataforma no garantiza el desarrollo de una estrategia adecuada de accesibilidad Web; y esto es fundamental, pues cada organización debe estructurar un criterio propio que le permita priorizar objetivos, establecer tareas, asignar recursos y definir metas alrededor de la adopción de estas normas. Sin este criterio la plataforma puede desaprovecharse o convertirse en una “caja negra” que utilizan los equipos técnicos o los proveedores para certificar un cumplimiento incomprensible y sin valor agregado para la organización.
  • Casi todos los servicios manifiestan la necesidad de incluir procesos manuales de inspección, pues son sinceros acerca de que sus soluciones no siempre son capaces de determinar todos los problemas de accesibilidad Web que un profesional entrenado sí. De hecho, su mayor beneficio consiste en detectar grandes lotes de problemas “potenciales”, en donde es necesario para su efectiva mitigación el correspondiente análisis y verificación.
  • Sus procesos de validación son privados y no están avalados por una entidad certificadora central.

Las certificaciones y consultorías

Otro tipo de soluciones surgen de la mano de las certificaciones en accesibilidad Web efectuadas como resultado de un proceso profesional de consultoría.

Muchas de estas intervenciones arrancan con un proceso de diagnóstico que se efectúa a partir de un conjunto de revisiones manuales y automatizadas lideradas por uno o más expertos en el área. En algunos casos este diagnóstico pretende la expedición de una certificación abalando el nivel de compliance alcanzado, lo que da un respaldo legal limitado a la actuación y en otros, simplemente sirve como un elemento de evaluación sobre el cual soportar un plan de trabajo.

Independientemente del propósito, el diagnóstico casi siempre desemboca en el inicio de una relación profesional más extensa que involucra servicios de consultoría, acompañamiento e incluso de intervención para la mejora de las condiciones en accesibilidad Web.

Como servicios profesionales, ofrecen un contacto más estrecho con el cliente especialmente útil para las organizaciones que no tienen experiencia previa en la adopción de las normas de accesibilidad Web o que quieren fomentar “estrategias duraderas” transcendiendo el cumplimiento normativo.

Firmas como Ilunion, EQA, ENAC e IVAC, entre otras, se destacan en el ámbito iberoamericano y en nuestro medio, empresas como PixelClub cada vez más se acercan a estos niveles estructurando ofertas de certificación privada y servicios de consultoría especializados en la materia.

¿Qué tienen a favor?

  • La oferta se ajusta a las necesidades de la organización y puede ayudar central o tangencialmente a construir una estrategia adecuada de adopción de las normas de accesibilidad Web.
  • Puede efectuar un acompañamiento que ponga a disposición del cliente personal especializado que trabaje llave en mano con su propio equipo de desarrollo o sitebuilding.
  • Normalmente estos servicios son más dados a transferir el conocimiento directamente a las personas interesadas y en otros casos en donde se contratan servicios de entrenamiento específico, el nivel de comprensión aumenta dada la orientación personalizada que se ejecuta.
  • Generan documentación técnica acompañada de interpretación analítica adaptada a las circunstancias de cada negocio.

¿Qué tienen en contra?

  • Deben contar con la idoneidad suficiente pues el éxito de las revisiones radica en la experiencia del personal y en la calidad de los métodos y herramientas utilizados. Esto implica tener que dedicar tiempo para investigar adecuadamente a los posibles candidatos o empresas oferentes.
  • Dada su naturaleza, los diagnósticos se deben efectuar periódicamente, por lo que en el mejor de los casos la información tiene fechas de corte más espaciadas que con una solución automatizada.
  • Aunque una organización pudiera preferir los servicios de una empresa, la baja disponibilidad de expertos en el medio podría ser una dificultad para encontrar ofertas intensivas en personal. En otros casos esto podría ser una oportunidad para que organizaciones más modestas puedan acceder a los servicios de profesionales independientes.
  • Sus costos son difíciles de establecer y no están estandarizados. Usualmente son más altos pues implican la dedicación de personas especializadas.

¿Y la mejor opción es…?

Una mezcla de las dos.

En una primera instancia que sirva como “cortafuegos” hay que aprovechar las capacidades de trabajo masivo que ofrecen las herramientas automatizadas para que el equipo a cargo de las experiencias digitales se forme rápidamente en un nivel básico y atienda con carácter prioritario los aspectos que estén a su alcance mitigar. 

Entre tanto, se sugiere buscar una consultoría especializada para apoyar entre otros, los siguientes aspectos en donde se requiere del trabajo y soporte de especialistas:

  • Diseño de una estrategia de adopción de largo aliento con metas en el corto plazo que incluya entre otros elementos: procesos de incorporación de la accesibilidad Web, un modelo de producción de contenidos accesibles, diseño de uno o más KPIs con valor agregado y un esquema de documentación que ofrezca el soporte adecuado.
  • Escalamiento de los casos, hallazgos y análisis de las situaciones que requieran un mayor nivel de experiencia en la implementación de las normas de accesibilidad Web.
  • Transferencia de conocimiento práctico de acuerdo con las particularidades de las experiencias digitales.
  • Validación de las competencias en proveedores.
  • Mantenimiento de una línea de información actualizada que supervise el panorama técnico y normativo relacionado.

Con esta fórmula simple se racionalizan los recursos, se aumentan lentamente pero efectivamente las competencias y el criterio con relación a la accesibilidad Web al interior de la organización y se incorporan procesos claves que mitigan los riesgos y aprovechan las oportunidades inherentes.

Esta es la recomendación de muchos expertos en el área e incluso de las casas matrices de algunas de las soluciones de software que siguen sugiriendo una mezcla de técnicas para desarrollar un nivel de cumplimiento deslumbrante.

 

¡Puntillazo final! ¿Y es necesario todo esto en una era de inteligencia artificial? ¿no hay una solución que garantice la accesibilidad Web al 100% sin intervención humana?

Espere una siguiente entrada con la respuesta en breve.